Led Zeppelin III – Immigrant Song, Since I’ve Been Loving You & Tangerine

 



             


Led Zeppelin III – Immigrant Song, Since I’ve Been Loving You & Tangerine

En 1970, Led Zeppelin sorprendió al mundo con el lanzamiento de su tercer álbum, Led Zeppelin III, un disco que mostraba una faceta distinta de la banda: más introspectiva, más acústica y con un aire folk que contrastaba con la potencia arrolladora de sus dos primeros trabajos. Sin embargo, este álbum no dejó de lado la esencia del grupo, y en él encontramos canciones que se han convertido en clásicos inmortales del rock.


¡Descubriendo Led Zeppelin III: El Giro Acústico que Revolucionó el Rock!

Hay discos que dividen opiniones, y luego está Led Zeppelin III, una de esas obras que con el tiempo revelan su verdadera grandeza. Lanzado el 5 de octubre de 1970, este tercer álbum de estudio de la mítica banda británica marcó un punto de inflexión en su sonido y en la historia del rock. Tras dos discos que definieron el hard rock y el blues eléctrico, Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones y John Bonham decidieron tomar otro rumbo: más introspectivo, más orgánico, más humano.

El cambio no fue casual. Después de las agotadoras giras que siguieron al éxito de Led Zeppelin I y II —con himnos inmortales como “Whole Lotta Love” o “Heartbreaker”—, la banda necesitaba un respiro. Exhaustos del ruido de los escenarios y la fama, Page y Plant se refugiaron en la cabaña Bron-Yr-Aur, un remoto paraje en las colinas de Gales, sin electricidad ni agua corriente. Aquella soledad rural encendió la chispa creativa. En lugar de amplificadores y distorsión, surgieron guitarras acústicas, afinaciones alternativas y melodías impregnadas de folk británico.

De esa experiencia nacieron temas como “That’s the Way”, “Bron-Y-Aur Stomp” y “Friends”, inspirados por artistas como Bert Jansch, Davey Graham y John Fahey. Lo que comenzó como un retiro espiritual terminó redefiniendo la identidad de Led Zeppelin. La grabación fue un viaje en sí misma: ensayos en la mansión Headley Grange, sesiones con el Rolling Stones Mobile Studio, y mezclas finales en Ardent Studios (Memphis). Sin músicos invitados ni artificios, el grupo lo hizo todo, logrando un sonido crudo, vivo y profundamente honesto.

Led Zeppelin III es un disco de contrastes. El lado A abre con fuerza descomunal: “Immigrant Song”, ese rugido vikingo impulsado por la batería salvaje de Bonham, seguida por el potente “Celebration Day” y la oscura “Since I’ve Been Loving You”, una de las interpretaciones más sentidas de Plant. Pero el lado B da un giro radical: se sumerge en la calma del folk, en los arpegios cristalinos y las letras introspectivas. Es ahí donde Zeppelin muestra su madurez y sensibilidad, alejándose del ruido para abrazar el silencio.

El recibimiento inicial fue desigual. A pesar de debutar en el número 1 en Reino Unido y Estados Unidos y vender más de un millón de copias en preventa, la crítica no supo comprender del todo el cambio. Algunos medios acusaron a la banda de “ablandarse” o imitar a Crosby, Stills, Nash & Young. Herido por las críticas, Jimmy Page se alejó de la prensa durante más de un año. Pero el tiempo, siempre justo, le dio la razón: con los años, Led Zeppelin III fue reevaluado como una obra visionaria, precursora del folk rock progresivo y del sonido acústico que más tarde influiría en incontables artistas.

Hoy, el álbum se mantiene como una pieza esencial de la discografía zeppeliana —6× platino en EE.UU., platino en Reino Unido y Francia—, pero más allá de los números, lo que perdura es su espíritu: la búsqueda de la belleza en la simplicidad. Led Zeppelin III es el sonido de una banda que se atrevió a mirar hacia adentro, a romper sus propios moldes y a crear algo que sigue sonando fresco más de medio siglo después.

Un disco que no solo cambió a Led Zeppelin, sino que amplió los límites del rock mismo, recordándonos que la verdadera fuerza no siempre proviene del volumen, sino de la emoción.

            

Immigrant Song

El álbum se abre con “Immigrant Song”, una de las piezas más famosas de la agrupación londinense. Escrita por Jimmy Page y Robert Plant, es un homenaje al explorador vikingo Leif Erikson, considerado el primer europeo en llegar a Norteamérica, quinientos años antes que Cristóbal Colón.

La canción es una descarga de pura adrenalina: desde el inicio, el riff hipnótico de la guitarra de Jimmy Page y la poderosa batería de John Bonham establecen un ritmo imparable. La voz desgarradora de Robert Plant, evocando el grito de guerra de los vikingos, nos transporta directamente a un Drakkar cruzando los mares del norte hacia nuevas tierras. Es imposible escucharla sin sentirse parte de esa tripulación que busca conquistar y expandir horizontes. Publicada en 1970, sigue siendo un himno de energía y fuerza descomunal, y una de las canciones más icónicas de Led Zeppelin.

Since I’ve Been Loving You

En el mismo disco encontramos una joya del blues rock: “Since I’ve Been Loving You”. Su historia comienza un año antes, en 1969, cuando estaba destinada a formar parte de Led Zeppelin II. Sin embargo, fue reemplazada por “Whole Lotta Love” y quedó guardada para el tercer álbum.

Aunque fue una de las primeras canciones preparadas para Led Zeppelin III, resultó ser la más desafiante de grabar. Se cuenta que Jimmy Page, tras muchos intentos fallidos de capturar el tono perfecto para su solo de guitarra, tomó un descanso y encontró un antiguo amplificador desenchufado. Lo conectó y, en un solo intento, grabó el que hoy es considerado uno de los mejores solos en la historia del rock, según el ingeniero de sonido Terry Manning.



La interpretación es desgarradora: Robert Plant canta con la pasión cruda del desamor y la añoranza, mientras Page derrama emociones a través de su guitarra, goteando blues en cada nota. Para mí, “Since I’ve Been Loving You” fue un punto de entrada al fascinante mundo del blues. Tras largas horas de escucha, se convirtió en una de mis canciones favoritas de Led Zeppelin y en un puente hacia la apreciación de un género tan fundamental.

              

Tangerine

La otra cara de este álbum más íntimo y folk se encuentra en “Tangerine”, una de las piezas más bellas y melódicas de Led Zeppelin. Escrita por Jimmy Page, proviene de sus días con The Yardbirds y fue rescatada para darle vida definitiva en Led Zeppelin III.

Con una guitarra acústica delicada y un aire nostálgico, “Tangerine” nos sumerge en un terreno completamente distinto al de “Immigrant Song” o “Since I’ve Been Loving You”. Es una canción que habla de amor perdido y de recuerdos que persisten con el paso del tiempo, transmitiendo una sensación de melancolía serena. La voz de Robert Plant, más contenida y suave, se acopla perfectamente a esta atmósfera introspectiva. 

“Tangerine” muestra la versatilidad de la banda: la misma agrupación que podía rugir como un huracán vikingo o desgarrarse en un blues crudo, también era capaz de conmover con una balada acústica de belleza sencilla.



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