🎸 Robe – Se nos lleva el aire: cuando la poesía se alza entre las ruinas 🎸
Hay discos que llegan como un viento inesperado, de esos que te remueven por dentro sin pedir permiso. Se nos lleva el aire, el último trabajo de Robe, es precisamente eso: una ráfaga de emociones, palabras punzantes y belleza rasgada. Después de su glorioso Mayéutica, que parecía difícil de igualar, Robe vuelve a sorprendernos con un disco que se siente como un grito suave, como un abrazo desesperado en medio del caos.
Desde el primer acorde se respira una madurez brutal. No solo por la calidad musical, que es apabullante, sino por el peso de las letras, por esa forma tan suya de mezclar lo visceral con lo trascendente. Robe sigue siendo ese poeta callejero que no ha perdido el filo, pero ahora parece hablar desde un lugar más contemplativo, más íntimo, como si llevara años conversando con sus propios fantasmas.
Una de las canciones que más me tocó fue "Ininteligible". Es un tema que, desde el mismo título, invita a dejarse llevar sin entenderlo todo, a sentir sin necesidad de traducir. Hay en ella una delicadeza casi onírica. La voz de Robe se desliza sobre un arpegio suave, acariciando palabras como quien toca una herida abierta con los dedos. No hay prisa, no hay certezas. Solo la emoción cruda, flotando. Es una canción que no pretende ser clara, sino profundamente sincera. Es una forma de rendirse ante la imposibilidad de explicarlo todo con palabras… y sin embargo decirlo todo.
Y luego está "Nada que perder", una de esas canciones que te agarran por dentro y no te sueltan. Aquí Robe se muestra más desnudo que nunca, con una franqueza emocional que desarma. Es un canto a la renuncia, pero también a la libertad que hay en dejar de aferrarse. Con su voz quebrada, nos cuenta que, cuando ya no hay nada que perder, lo que queda es pura verdad. Musicalmente, es sobria y directa, con un crescendo justo que estalla sin artificios, como si el corazón del tema latiera cada vez más fuerte a medida que avanza.
Y como si todo lo anterior no fuera suficiente, Robe nos sorprende al final del disco con "Esto no está pasando", una canción que funciona como un epílogo inquietante, como un eco distorsionado de la realidad que acabamos de atravesar. Desde el primer instante, el tema parece sacado de un sueño febril: la instrumentación se torna más etérea, los compases se vuelven hipnóticos, y la voz de Robe se desliza como un pensamiento confuso al borde de la locura.
La letra, cargada de imágenes surrealistas, nos habla de la negación, del extrañamiento, del deseo de escapar de una realidad que no reconocemos como nuestra. “Esto no está pasando” es la frase que uno repite en medio de una pesadilla, cuando el mundo se tambalea y la mente intenta protegerse construyendo una ficción. Es, quizás, una forma de resistir a la desesperanza, una forma de decir: todavía puedo cerrar los ojos y desaparecer.
Musicalmente, el tema es envolvente, atmosférico, casi psicodélico, como si nos sumergiera en un limbo emocional. Un cierre perfecto para un disco que no se conforma con entretener, sino que se lanza sin red a explorar los pliegues más oscuros y luminosos del alma humana.
Se nos lleva el aire no es un disco fácil, pero sí profundamente honesto. Robe ha sabido dejar atrás los moldes del pasado sin perder su esencia, y nos ha regalado un álbum que no necesita levantar la voz para hacerse escuchar. Es un trabajo que se instala en el alma, que invita a la reflexión, que duele y alivia al mismo tiempo.
Y mientras lo escucho, con los ojos cerrados, me dejo llevar por ese aire que arrastra sueños rotos, palabras ininteligibles y verdades que solo se comprenden cuando ya no queda nada que perder.

.jpg)
Comentarios
Publicar un comentario