Patti Smith – Twelve (2007) - "Changing of the Guards"





      


Patti Smith – Twelve (2007): la alquimia del homenaje

En 2007, Patti Smith —la poeta del punk, la sacerdotisa del rock— decidió rendir tributo a sus influencias con un disco de versiones titulado Twelve. No es un simple ejercicio de imitación: es una transfiguración. Smith se adentra en doce canciones ajenas y las convierte en suyas, sin perder el respeto por los originales, pero inyectándoles esa mezcla única de intensidad emocional, misticismo y crudeza que ha definido su obra desde Horses.

Twelve no es un álbum de “grandes éxitos ajenos” al uso. Es más bien un paseo personal por el canon rockero (y folk, y soul, y blues), con paradas en Bob Dylan, The Rolling Stones, Neil Young, Nirvana, Jefferson Airplane, The Beatles y Stevie Wonder, entre otros. Pero más que homenajear, Smith reinterpreta. En sus manos, “Smells Like Teen Spirit” se convierte en una plegaria oscura y casi ritual; “Gimme Shelter” suena como una profecía apocalíptica recitada en una tormenta; y su versión de “Changing of the Guards” de Dylan es puro Patti: mística, intensa, envolvente.

Destaca especialmente su interpretación de “Helpless” de Neil Young, que en su voz adquiere un tono melancólico y casi maternal. También sorprende “Are You Experienced?” de Jimi Hendrix, donde Smith y su banda construyen una atmósfera hipnótica, reverencial, pero nunca servil. Cada arreglo está cuidado, cada palabra dicha con convicción.

"Changing of the Guards": entre el símbolo y la revelación

Patti Smith nos sorprende en  Twelve con una versión majestuosa de “Changing of the Guards”, canción enigmática de Bob Dylan incluida originalmente en su disco Street-Legal (1978). Ya en su versión original era una pieza cargada de simbolismo, ambigua y abierta a múltiples interpretaciones: una suerte de viaje espiritual disfrazado de crónica apocalíptica. Smith se sumerge en ese mundo con reverencia, pero también con la valentía de quien se atreve a mirar de frente al misterio.

Su interpretación está envuelta en una atmósfera épica: guitarras envolventes, coros místicos y una voz que recita más que canta, como si estuviera narrando una profecía antigua. El tono solemne de Patti le da un peso aún mayor al mensaje  de Dylan 

Más que una versión, es una relectura: Patti Smith hace de esta canción un himno de transformación, en el que se funden la poesía, la historia y la redención personal. Es, sin duda, uno de los momentos más altos del disco.


Twelve no pretende ser moderno ni revisionista. Es un disco de amor: Patti Smith vuelve a ser la joven que escuchaba estos temas en su habitación, soñando con transformar el mundo con poesía y guitarras eléctricas. Y al hacerlo, nos recuerda que las canciones verdaderamente grandes no pertenecen solo a quienes las escriben, sino a todos aquellos que las sienten en lo más profundo.

Lo más valioso de Twelve es que no pretende ser moderno ni revisionista. Es un disco de amor: Patti Smith vuelve a ser la joven que escuchaba estos temas en su habitación, soñando con transformar el mundo con poesía y guitarras eléctricas. Y al hacerlo, nos recuerda que las canciones verdaderamente grandes no pertenecen solo a quienes las escriben, sino a todos aquellos que las sienten en lo más profundo.




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