Eric Clapton – “Sam Hall”: la voz del viejo rebelde
A finales del año pasado, nos hicimos eco de Meanwhile, el más reciente disco de Eric Clapton. Un trabajo que navega por aguas tranquilas, alejado del vigor y la electricidad de sus años más intensos, pero rebosante de elegancia, serenidad y madurez musical. En su momento, destaqué el tema “Smile”, una delicada versión del clásico de Chaplin que nos invitaba, con ternura, a sonreír. Hoy quiero detenerme en otro de los momentos más singulares del álbum: “Sam Hall”.
Este tema sorprende desde su elección. Sam Hall es una canción tradicional inglesa del siglo XIX, con un origen atribuido a las baladas de ahorcados, cargada de ironía, rabia y un oscuro sentido del humor. La historia es sencilla: Sam Hall es un criminal condenado a la horca, y desde el cadalso lanza su desprecio a todos los presentes. No es una canción amable, y eso es precisamente lo que la hace fascinante en manos de Clapton.
La versión que nos entrega en Meanwhile tiene un cierto aire celta , country, con tintes folk que evocan un paisaje verde y nublado, muy en la línea de una taberna antigua donde el trovador canta verdades crudas con voz rasgada. Clapton no la dulcifica ni la dramatiza en exceso; más bien, la narra con tono pausado, pero firme, como quien ya ha visto demasiado en la vida y se permite un último gruñido contra el mundo. Su voz, curtida por los años, encaja a la perfección con el personaje de Sam Hall: alguien que ha vivido, ha fallado, y se despide sin pedir perdón.
Musicalmente, el tema tiene una estructura sobria, con una instrumentación discreta que recuerda a las raíces más antiguas del blues y el folk británico. Las guitarras acústicas y el acompañamiento rústico dan ese toque ancestral que hace del tema una joya escondida dentro del álbum.
En medio de un verano que invita al reposo, Sam Hall nos ofrece algo distinto: un retrato de rebeldía antigua, de dignidad áspera y de ese espíritu indomable que Clapton aún guarda. No es un canto alegre, pero sí profundamente humano. Una rareza que vale la pena escuchar, saborear… y recordar.

Comentarios
Publicar un comentario