The Doors - Waiting For The Sun

        



        


        


Waiting for the Sun: El tercer capítulo de The Doors
En julio de 1968, The Doors lanzaron Waiting for the Sun, su tercer álbum de estudio, un trabajo que marcó un hito en su carrera al convertirse en su único disco en alcanzar el número uno en las listas de Estados Unidos. Grabado entre febrero y mayo de ese año bajo la producción de Paul A. Rothchild, este álbum llegó en un momento de transición para la banda, que ya había agotado gran parte del material compuesto por Jim Morrison en sus dos primeros trabajos: The Doors (1967) y Strange Days (1967). Con Waiting for the Sun, el cuarteto californiano —formado por Morrison en la voz, Ray Manzarek en los teclados, Robby Krieger en la guitarra y John Densmore en la batería— se enfrentó al desafío de crear algo nuevo mientras mantenía la esencia psicodélica y poética que los había catapultado a la fama.

Un proceso creativo bajo presión

Tras el éxito arrollador de sus primeros discos, The Doors se encontraron con la necesidad de improvisar y componer material fresco. La grabación tuvo lugar principalmente en los estudios TTG de Los Ángeles, y no estuvo exenta de tensiones. Morrison, cuya figura carismática y excesos comenzaban a pesar sobre el grupo, atravesaba un periodo de inestabilidad personal que afectó las sesiones. Originalmente, el álbum iba a girar en torno a Celebration of the Lizard, una ambiciosa pieza teatral escrita por Morrison que ocuparía toda una cara del vinilo. Sin embargo, la banda no logró dar forma a esta visión, y solo un fragmento, Not to Touch the Earth, sobrevivió en el corte final. El poema completo aparecería más tarde en el álbum en vivo Absolutely Live (1970), pero su ausencia en Waiting for the Sun dejó una sensación de oportunidad perdida.
A pesar de estas dificultades, el disco no carece de brillo. Incluye algunos de los temas más icónicos de la banda, como Hello, I Love You, un éxito pop psicodélico que se convirtió en su segundo sencillo número uno en Estados Unidos. La canción, escrita años antes por Morrison, desató controversia por su similitud con All Day and All of the Night de The Kinks, aunque el guitarrista Robby Krieger siempre defendió su originalidad, citando influencias más cercanas como Sunshine of Your Love de Cream.

Una mezcla de estilos y emociones

Waiting for the Sun es un álbum diverso que refleja tanto la creatividad como las contradicciones de The Doors en ese momento. Love Street, una balada íntima dedicada a Pamela Courson, la pareja de Morrison, muestra un lado más suave y melódico del grupo, con el órgano de Manzarek tejiendo una atmósfera hipnótica. En contraste, The Unknown Soldier ofrece un comentario antibélico sobre la Guerra de Vietnam, acompañado de un dramatismo que la banda llevaba al escenario con actuaciones impactantes. Spanish Caravan, por su parte, destaca por el virtuosismo de Krieger, quien incorpora influencias de la guitarra flamenca en un giro inesperado para el sonido del grupo.
Otros cortes como Five to One, con su energía cruda y letras desafiantes, y Not to Touch the Earth, con su aire surrealista, mantienen el espíritu experimental que definió a The Doors. Sin embargo, temas como My Wild Love, un canto a capela que dividió opiniones, y Wintertime Love, un breve vals pop, muestran una banda explorando nuevos caminos, no siempre con resultados consistentes.
Recepción y legado
A su lanzamiento, Waiting for the Sun recibió críticas mixtas. Algunos lo vieron como un paso atrás frente a la intensidad de sus predecesores, acusándolo de inclinarse hacia un sonido más comercial con Hello, I Love You. Otros, sin embargo, elogiaron su versatilidad y la capacidad de la banda para reinventarse bajo presión. Con el tiempo, el álbum ha sido revalorizado como una obra que captura a The Doors en un punto de inflexión: ya no eran los novatos hambrientos de 1967, sino una banda en la cima del éxito enfrentándose a sus propios límites.
El disco también marcó un cambio técnico para el grupo. Manzarek abandonó el órgano Vox Continental de los primeros álbumes por un Gibson G-101, un instrumento que se volvería emblemático en sus presentaciones en vivo. Además, fue uno de los primeros trabajos en usar el procesador de reducción de ruido Dolby A301, una tecnología avanzada para la época.
Waiting for the Sun en la historia de The Doors
Aunque el tema que da título al álbum, Waiting for the Sun, no aparecería hasta Morrison Hotel en 1970, el nombre evoca la sensación de expectativa y búsqueda que atraviesa el disco. Publicado en un 1968 convulso, entre protestas y cambios culturales, el álbum refleja tanto el esplendor como las grietas de una banda que vivía al límite. Para muchos fans, no alcanza las alturas de The Doors o Strange Days, pero su éxito comercial y sus momentos de genialidad lo convierten en un capítulo esencial de la discografía de la banda.
Curiosamente, este es uno de esos casos peculiares en la historia de la música donde la canción que lleva el mismo nombre que el disco no está incluida en él, sino que aparece en otro álbum posterior. Este detalle añade una capa más de intriga a Waiting for the Sun, como si la banda hubiera dejado una promesa pendiente que cumpliría años después.
A más de 50 años de su lanzamiento, Waiting for the Sun sigue siendo un testimonio del talento y la complejidad de The Doors: un grupo que, incluso en sus tropiezos, lograba dejar una huella imborrable en la historia del rock.

         





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