Steve Rothery - The Ghost of Pripyat




         


El alma de Marillion: Steve Rothery y su legado en la banda

Desde su llegada a Marillion en 1979, Steve Rothery ha sido el pilar inamovible de la banda, convirtiéndose en el único miembro original que ha permanecido a lo largo de su historia. Su guitarra ha definido el sonido de la agrupación, caracterizándose por solos melódicos, delicados y con una capacidad única para transmitir emociones.

A lo largo de los años, Marillion ha experimentado diversas transformaciones, especialmente con el cambio de vocalista de Fish a Steve Hogarth, pero la guitarra de Rothery ha sido un punto de continuidad, brindando identidad a la banda en  todos sus discos  En cada uno de estos trabajos, su guitarra ha sido clave para generar la atmósfera emotiva y cinematográfica que caracteriza a Marillion. Su estilo ha sido comparado con el de David Gilmour (Pink Floyd) y Andrew Latimer (Camel), debido a su uso de largas notas sostenidas y su impecable sentido melódico.

🎸 Steve Rothery – The Ghost of Pripyat (2014)
El alma de una ciudad fantasma en siete paisajes sonoros

Steve Rothery, el eterno guitarrista de Marillion y uno de los pilares más sólidos del rock neoprogresivo británico, se aventuró en septiembre de 2014 a lanzar su primer álbum instrumental en solitario: The Ghost of Pripyat. El resultado fue una obra magistral que, sin necesidad de palabras, narra una historia desoladora y bella a partes iguales.

La ciudad de Prípiat, hoy un símbolo del desastre nuclear de Chernóbil, sirve como escenario emocional y simbólico de este trabajo. Abandonada tras el accidente de abril de 1986, es ahora un lugar detenido en el tiempo, envuelto en un silencio inquietante. Rothery, siempre más enfocado en la emoción que en la ostentación técnica, capta esa esencia con una precisión conmovedora.

Con un sonido limpio, preciso, donde cada nota parece flotar entre la melancolía y la contemplación, Rothery demuestra por qué ha sido considerado uno de los grandes guitarristas del género. Según MusicPlayers.com, “nunca intenta destacar, siempre toca por el grupo y no para sí mismo, pero cuando brilla, brilla con fuerza”. Y aquí brilla. No con destellos cegadores, sino con una luz tenue pero profunda, como la de una vela encendida en medio del vacío.

El disco cuenta con colaboraciones de lujo: el mítico Steve Hackett (Genesis) y el prodigioso Steven Wilson (Porcupine Tree) aportan texturas y pasajes que elevan aún más la atmósfera etérea del álbum. En particular, Hackett colabora en la magnífica "Morpheus", donde sus inconfundibles toques guitarrísticos complementan a la perfección el estilo emocional de Rothery. Por su parte, Wilson aparece como ingeniero de mezcla en varios temas y aporta su toque refinado a la producción, dejando su huella en la ambientación general del álbum.

Las siete piezas que componen The Ghost of Pripyat fluyen como un solo paisaje sonoro, lleno de capas, de emociones sutiles, de espacio para respirar… y para temblar.

🎧 "Morpheus"

El disco se abre con esta joya hipnótica, una invitación a cerrar los ojos y dejarse llevar por una ensoñación melódica. Como sugiere el nombre del dios griego de los sueños, "Morpheus" nos sumerge en un estado de suave introspección. Las guitarras flotan en un limbo emocional, acompañadas por una base rítmica discreta pero firme. La participación de Steve Hackett añade una dimensión onírica que potencia la atmósfera. El solo de Rothery no busca deslumbrar, sino abrazarte lentamente, como un recuerdo lejano que vuelve con fuerza. Es la calma antes de la tormenta, el susurro de una historia que apenas comienza.

                  

🌊 "Old Man of the Sea"

En contraste, "Old Man of the Sea" es la pieza más extensa del álbum, y una de las más monumentales. Aquí, Rothery despliega todo su arte narrativo sin necesidad de palabras. A lo largo de más de once minutos, la canción evoluciona con una fluidez casi cinematográfica. Desde pasajes suaves y ondulantes que evocan la profundidad del océano, hasta explosiones intensas de emoción y dramatismo. La guitarra canta, llora, se enoja, se calma. Es un viaje emocional de gran profundidad, un homenaje a la sabiduría del tiempo, a la fuerza implacable de la naturaleza, o tal vez a la melancolía de quien ha vivido demasiado. Es, sin duda, uno de los momentos más poderosos y conmovedores de todo The Ghost of Pripyat.

Escuchar The Ghost of Pripyat es asomarse al alma de una ciudad que ya no existe, a una memoria colectiva herida y a la vez profundamente humana. Es música que se siente más allá del oído: en la piel, en el pecho, en los recuerdos.

Así que, camaradas, si aún no lo han hecho, denle una escuchada. Apaguen las luces, pónganse los audífonos y dejen que la guitarra de Steve Rothery los lleve por un viaje de sombras, belleza y redención. Porque a veces, los fantasmas tienen mucho que contar… y Steve Rothery sabe cómo darles voz.








Comentarios