George Michael - "Songs from the Last Century" - "Miss Sarajevo"





                                 

"Songs from the Last Century" es un álbum de versiones hechas por el cantante George Michael y el aclamado productor Phil Ramone, lanzado en diciembre de 1999. Se compone principalmente de viejos estándares, además de nuevas interpretaciones de canciones populares más recientes, como "Roxanne" (original de The Police) y "Miss Sarajevo" (original de U2 con Luciano Pavarotti).

Aún sin ser un gran admirador de George Michael, debo decir que en algún momento de mi vida sí que escuché con asiduidad su música. En especial, su disco "Songs from the Last Century", que me llamó la atención por su peculiar concepto: una recopilación de canciones elegidas a través de una votación por internet por sus fans.

 Este proceso dio lugar a una selección tan dispar como fascinante, desde el "Roxanne" de The Police, pasando por el clásico "The First Time Ever I Saw Your Face" de Roberta Flack, hasta el emotivo "Miss Sarajevo", original de U2 junto a Luciano Pavarotti.

George Michael, ni corto ni perezoso, se atrevió a reinterpretar estos temas y más. Su esfuerzo no estuvo exento de críticas, ya que algunos consideraron el proyecto demasiado ambicioso o incluso innecesario. Sin embargo, lo que él logró fue crear un disco elegante y cuidadosamente producido, donde su voz se modulaba con maestría para adaptarse a cada canción, impregnándolas de su inconfundible toque personal.

No cabe duda de que "Songs from the Last Century" no es su obra más destacada ni contiene las canciones que lo catapultaron a la fama. Sin embargo, este disco tiene algo especial: versiones que, en su mayoría, merecen ser escuchadas. Es un ejemplo claro de cómo un artista puede explorar nuevos territorios creativos, alejándose de las expectativas habituales.

Miss Sarajevo: Un Homenaje Profundo

La interpretación de "Miss Sarajevo" es uno de los momentos más emotivos de este disco. Esta canción, originalmente concebida como un himno de protesta y esperanza durante la guerra de Bosnia, se convierte en un tributo solemne en la voz de George Michael. En lugar de intentar igualar la majestuosidad operística de Luciano Pavarotti o el estilo característico de Bono de U2, Michael opta por una aproximación más íntima y emocional.

El arreglo minimalista de su versión, con énfasis en el piano y las cuerdas, permite que su interpretación vocal brille. Michael captura la tristeza y la resiliencia que subyacen en la letra, mostrando un profundo respeto por la esencia del tema original. Su capacidad para transmitir vulnerabilidad y empatía eleva la canción a un nivel distinto, mostrando cómo un clásico puede ser reinterpretado sin perder su alma.

Para mí, este disco fue una experiencia sonora interesante y diferente, un punto de entrada a un lado menos conocido de George Michael, pero igualmente válido. Quizá no cambie la percepción de quienes esperan solo sus grandes éxitos, pero definitivamente tiene momentos que invitan a la reflexión y al disfrute.






 

 

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