Hace unos días hice un post sobre el último disco con material nuevo de David Crosby. Esa reflexión me llevó a empezar de nuevo a escuchar su antiguo material, y en ese redescubrimiento me topé con una nueva remasterización de su primer disco en solitario, If I Could Only Remember My Name.
Al volver a escucharlo, voy entendiendo por qué me gustaba tanto su música.
Este disco, lanzado en 1971, es una obra de arte profundamente introspectiva y atmosférica. Crosby construye un paisaje sonoro único, lleno de armonías etéreas y una instrumentación que parece flotar en el espacio. Es un disco que no solo muestra el talento vocal de Crosby, sino también su capacidad para reunir a algunos de los mejores músicos de la época.
En el álbum participan figuras como Joni Mitchell, Neil Young, Graham Nash, Jerry Garcia y Phil Lesh, lo que lo convierte en un verdadero testimonio del espíritu colaborativo de aquellos años.
El álbum fue lanzado tras el éxito del álbum de 1970 de Crosby, Stills, Nash, & Young, Déjà Vu. Su popularidad contribuyó al éxito de los cuatro álbumes lanzados por cada uno de los miembros a su paso: After the Gold Rush (1970) de Neil Young, el debut en solitario homónimo de Stephen Stills (1970), este debut de Crosby de 1971 y Songs for Beginners (1971) de Graham Nash. Sin embargo, este período también estuvo marcado por el luto para Crosby tras la muerte de su novia Christine Hinton en un accidente automovilístico en 1969.
Afligido, Crosby se enfrentó a la situación del consumo de drogas duras y pasando grandes cantidades de tiempo en el estudio, donde "se sentía seguro". Las sesiones de grabación se llevaron a cabo en los recientemente inaugurados Wally Heider Studios en San Francisco. Mientras estuvo allí, Crosby invitó a muchos de sus amigos músicos a participar. Entre ellos estaban Nash, Young, Joni Mitchell y miembros de Grateful Dead (más frecuentemente Jerry Garcia), Jefferson Airplane, Quicksilver Messenger Service y Santana.
Según Crosby:
"Todos eran buenos amigos y buena gente y sabían que yo me sentía solo y también sabían que estaba un poco loco en ese momento, y venían y tocábamos música... Me sentaba con quien apareciera -generalmente Jerry [García]- y empezaba a tocar una canción... Si empezaba a tocar música, él quería tocar. Y teníamos una cinta de dos pistas funcionando constantemente toda la noche. Y en el momento en que algo comenzaba a suceder, la de 24 pistas comenzaba a rodar -o tal vez eran 12 pistas en ese entonces... Y luego comenzaba a superponer armonías sobre ella, y eso era muy divertido".
Cada canción del disco tiene algo especial, pero hay una que siempre me ha conmovido profundamente: Laughing.
Dentro del magistral álbum If I Could Only Remember My Name, Laughing destaca como una de las piezas más emotivas y trascendentales de David Crosby. La canción es un viaje introspectivo que encapsula temas universales como la búsqueda de la verdad, la espiritualidad y el auto entendimiento, envolviendo todo esto en un paisaje sonoro profundamente cautivador.
La letra de Laughing refleja un tono casi melancólico, pero también lleno de sabiduría. Crosby escribe sobre los peligros de buscar respuestas definitivas en lugares equivocados y cómo la verdad a menudo está más cerca de lo que creemos, en la simplicidad de la experiencia humana.
Con una voz que parece surgir de lo más profundo de su alma, Crosby logra conectar con algo universal y atemporal. Musicalmente, la canción es una obra maestra. La participación de Jerry Garcia en el pedal steel guitar es fundamental, aportando un tono etéreo y emocional que eleva la canción a otro nivel. Su interpretación añade una dimensión casi celestial, complementando las armonías vocales multicapas de Crosby. Además, Phil Lesh en el bajo y Joni Mitchell en los coros contribuyen a crear una atmósfera única que parece suspender el tiempo.
Lo que más me impresiona al escuchar If I Could Only Remember My Name en esta nueva remasterización es cómo ha resistido el paso del tiempo. Sigue siendo tan fresco y relevante como el día en que fue lanzado, una experiencia musical que te transporta a un mundo aparte, donde la música se siente como una extensión del alma del artista. Crosby logró algo muy especial con este disco: un equilibrio entre la complejidad y la sencillez, entre lo terrenal y lo trascendental. Redescubrir este álbum ha sido como reencontrarme con un viejo amigo, recordándome por qué David Crosby siempre ocupará un lugar especial en mi corazón y en mi colección musical.
Comentarios
Publicar un comentario