Bob Dylan - Side Tracks - "Things Have Changed"

 


       

 Side Tracks, lanzado en 2013, es una colección especial dentro del vasto catálogo de Bob Dylan. Este disco compila una selección de canciones que no formaron parte de sus álbumes de estudio originales, sino que fueron lanzadas como sencillos, contribuciones a bandas sonoras, o en álbumes recopilatorios previos.
 En Side Tracks, los fanáticos de Dylan pueden encontrar gemas como "Positively 4th Street," "Watching the River Flow," y "George Jackson," que demuestran la diversidad y la evolución musical de Dylan a lo largo de su carrera. 
Este lanzamiento es parte de la Bob Dylan Complete Album Collection Vol. One, que celebra la impresionante trayectoria de uno de los más grandes compositores del siglo XX, permitiendo a los oyentes descubrir o redescubrir rarezas y lados menos conocidos de su prolífica obra. 
 En 2013, Bob Dylan se encontraba en un momento de consolidación y reconocimiento global de su legado. Habiendo lanzado Tempest en 2012, un álbum de estudio que fue bien recibido por la crítica, Dylan seguía mostrando que su creatividad no tenía límites, incluso en la última etapa de su carrera. Este periodo fue también un tiempo de revalorización de su obra completa, reflejado en la publicación de la colección The Complete Album Collection Vol. One. Este box set, que incluye Side Tracks, fue una celebración de su increíble influencia en la música y la cultura popular. A sus 72 años, Dylan seguía en plena actividad, manteniendo su enigmática presencia en el mundo de la música y demostrando que su impacto permanecía tan relevante como siempre.

   

 "Things Have Changed" es una de las canciones más notables de Bob Dylan, lanzada en 2000 como parte de la banda sonora de la película Wonder Boys. Esta canción le valió a Dylan un Oscar y un Globo de Oro a la Mejor Canción Original, consolidando aún más su estatus como un maestro letrista y compositor. 
Con una letra cargada de desilusión y cinismo, "Things Have Changed" refleja un cambio de perspectiva, mostrando a Dylan como un observador maduro de la vida y sus absurdos. La canción resuena con el desencanto de la era moderna, y su tono melancólico y resignado ha hecho que sea una de las composiciones más queridas y reconocidas de Dylan en las últimas décadas.



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